jueves, 28 de enero de 2010

Adulto

Cuando en las dulces sesiones del silencioso pensamiento
convoco memorias pasadas,
suspiro al recordar tantas cosas anheladas,
y con viejos dolores lamento el desperdicio de mi tiempo querido:
Entonces se inunda mi ojo, habituado a no llorar,
por los valiosos amigos escondidos en la noche sin tiempo de la muerte,
y lloro una vez más angustias de amor desde hace tiempo olvidadas,
y gimo sobre la pérdida de tantas imágenes desvanecidas:
entonces puedo lamentarme ante desgracias ya pasadas,
y pesadamente, de dolor en dolor, volver a contar
la triste cuenta de los ya sufridos lamentos,
la cual nuevamente pago como si no la hubiera pagado antes.
Pero si, mientras tanto, pienso en i, querido amigo,
todas las pérdidas son restituidas y los dolores terminan.

William Shakespeare

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